Los trastornos alimentarios (anorexia, bulimia, trastorno por atracón) son trastornos de origen multifactorial (factores socioulturales, familiares y personales) que tienen origen en la adolescencia o preadolescencia. Tienen una incidencia mucho mayor en chicas (solo 1 de cada 10 casos es un chico) debido a la mayor presión social respecto al físico a la que están sometidas estas.
Entre los distintos síntomas que presentan prevalece una alteración o distorsión de la auto-imagen corporal, un gran temor a subir de peso y la adquisición de una serie de valores a través de una imagen corporal. A pesar de que la forma de manifestación de estos síntomas pueda tener un caracter externo y observable (restricción alimentaria, atracones, bajo peso, sobrepeso, vómitos, ejercicios excesivos, laxantes, etc) es sobre aquellos aspectos internos no observables (baja autoestima, dificultad de autoregulación emocional, sensación de control, perfeccionismo, ideas irracionales, etc) sobre los que tendremos que enfocar el tratamiento psicológico.
Para que se de un trastorno alimentario se tienen que dar una serie de factores de riesgo previos, junto con factores que lo desencadenen y factores que lo mantengan. Entre los factores de riesgo y desencadenantes existen en muchas ocasiones sucesos vitales estresantes y traumáticos (separaciones familiares, bullying, fuertes discusiones familiares, abusos, maltrato, duelos, etc) que han generado en el paciente un caldo de cultivo ideal para el desarrollo de estos trastornos alimentarios. Siendo el abordaje EMDR el abordaje psicológico ideal para el tratamiento de sucesos vitales estresantes, tenemos en EMDR un abordaje muy adecuado para el tratamiento de los trastornos alimentarios.
Siendo los trastornos alimentarios una patología multifactorial, es muy importante abordarlos de forma interdisciplinar en coordinación con nutricionista y psiquiatra. En este sentido personalmente trabajo en coordinación con ambas figuras profesionales para aquellos casos en los que sea beneficioso.