¿Cuando acudir al psicólogo?. Muchas personas acuden al psicólogo una vez que la situación desestabilizante que viven ha ido demasiado lejos tocando fondo y se han producido las primeras consecuencias graves (ya sean estas de salud, psicológicas, sociales, familiares, laborales, etc.). Ese postergar el problema esperando una solución mágica o intentando siempre la misma solución sin ningún resultado, a lo que da lugar es a que dicha problemática se instale con más fuerza en nuestras vidas y sea más difícil atajar una vez que estamos decidido a resolverlo.
Para acudir al psicólogo no debemos esperar a llegar hasta ese punto. Afrontando el problema con ayuda psicológica lo antes posible, aparte de aumentar las probabilidades de resolverlo, nos dará un aprendizaje que, en la mayoría de los casos, nos ayudará a resolver problemas posteriores sin la ayuda de un profesional.
¿Cuándo debo acudir al psicólogo en busca de ayuda? Aquí van unas señales que te pueden ayudar:
- Cuando el problema comienza a afectarme a varias esferas de mi vida (salud, laboral, familiar, social, vida de pareja, etc.)
- Cuando he intentado hacerle frente sin ayuda en varias ocasiones y no he conseguido resolverlo
- Cuando el miedo, ansiedad, apatía y preocupación han dejado de ser algo temporal y se están convirtiendo cada vez en algo más permanente
¿Cómo saber que psicólogo es el adecuado? Hay un amplio abanico de psicólogos y psicólogas formados en distintas corrientes y abordajes. Cada abordaje y corriente tiene unas características propias, de la misma forma que esas características propias las tiene un paciente y las tiene un terapeuta.
Dentro de las características personales de un psicólogo hay una que es primordial que el profesional en cuestión tenga para poder realizar un buen tratamiento. Esta característica es la alianza terapéutica; esto es la capacidad de sentirse entendido, valorado, con confianza y no juzgado por el profesional en cuestión.
De la misma manera un paciente tiene que tener una característica primordial para poder resolver su problema. Esta característica es la motivación para cambiar. Si bien es cierto que algunos pacientes acuden inicialmente sin esta motivación, esta se puede generar poco a poco hasta que se convierta en el motor interno de cambio que, con la ayuda adecuada, lleve a un éxito en el proceso terapéutico.